Tras una larga disputa legal la Corte Suprema de Reino Unido dictaminó por unanimidad que solo alguien que nace biológicamente de sexo femenino se define como mujer.
Además advierte que el fallo no altera la protección de la que gozan las personas transgénero en términos de discriminación.
La decisión del máximo tribunal británico sienta un precedente en el sensible debate de la identidad de género.