El Tribunal Supremo de Japón absolvió hoy a una ex becaria vietnamita de abandonar a sus gemelos nacidos muertos, anulando las sentencias de tribunales inferiores que la condenaron a una pena de prisión suspendida, por un caso de abandono de bebés nacidos muertos.
La Segunda Sala de lo Penal del Tribunal Supremo debía decidir si los actos cometidos por Le Thi Thuy Linh, de 24 años, constituían un delito de abandono de cadáver. Ella colocó los cadáveres en una caja de cartón y los dejó en una estantería de su habitación durante unas 33 horas, junto con una carta de disculpa.
Linh afirmó que había planeado celebrar un funeral para ellos, pero que no había sabido qué hacer dada la gravedad de la situación. También dijo que no había revelado a nadie que estaba embarazada por miedo a ser deportada.
Su defensa argumentó que sólo los había “velado temporalmente”.
Es probable que esta sentencia afecte al debate en curso del grupo de expertos del gobierno sobre la revisión del sistema de prácticas técnicas del país, criticado por ser una tapadera para que las empresas importen mano de obra barata.
El gobierno también ha advertido a las empresas que no despidan a las aprendices extranjeras que se queden embarazadas mientras trabajan en Japón, tras recibir informes de personas que apoyan a las aprendices de que algunas han sido amenazadas con ser despedidas
En sentencias anteriores, tanto el Tribunal de Distrito de Kumamoto como el Tribunal Superior de Fukuoka la declararon culpable, y este último la condenó a tres meses de prisión, con suspensión de la pena durante dos años, en 2022.
Linh dio a luz a gemelos que nacieron muertos. El hecho ocurrió en noviembre de 2020 en su casa de la prefectura de Kumamoto, donde había estado trabajando como aprendiz en una granja de mandarinas. El hecho no se descubrió hasta que fue trasladada a un hospital al día siguiente.
Tanto la fiscalía como la defensa coincidieron en que Linh colocó los cuerpos de sus gemelos envueltos en toallas en dos capas de cajas de cartón junto con la carta, antes de sellar el contenedor con cinta adhesiva y colocarlo en una estantería de su habitación.
Las acciones de Linh “eran lo mejor que podía hacer una mujer que había dado a luz sola en un país extranjero”, ha dicho la defensa, añadiendo que le habría resultado difícil moverse físicamente después del parto.
Los fiscales, la parte acusadora, han subrayado que Linh creía en ese momento que se vería obligada a abandonar Japón si se descubría que estaba embarazada o que había dado a luz, y han argumentado que el acto de ocultar los cadáveres en dos capas de cajas estaba “lejos de ser un funeral”.
Los cuatro jueces fueron unánimes en su conclusión de absolverla.
El caso se basaba en el antecedente de que Linh, una aprendiz técnica, se vio obligada a dar a luz de forma oculta y aislada porque no podía revelar su embarazo por miedo a verse obligada a volver a Vietnam o ser despedida de su trabajo.
Resumen: NHK
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