Tokio, 16 dic (EFE).- El Gobierno de Japón aprobó hoy sus nuevas directrices de Defensa, que por primera vez incluyen dotarse de la capacidad de atacar bases enemigas en caso de amenaza a la seguridad nacional, además de un incremento récord de su gasto militar.
El Gabinete que lidera el primer ministro Fumio Kishida dio luz verde este viernes a los tres nuevos documentos que marcan la hoja de ruta de Defensa para la próxima década, que llegan tras dos años de negociaciones dentro de la coalición Gobernante y rodeados de controversia.
La principal novedad, llamada “capacidad de contraataque” en los documentos, estipula que Japón debe contar con los medios militares para alcanzar objetivos en territorio enemigo “dentro de las medidas mínimas necesarias de autodefensa”, para hacer frente a lo que se define como “el entorno de seguridad más grave desde la II Guerra Mundial”.
Los documentos fijan tres condiciones bajo las que se podrían llevar a cabo estos “contraataques”: en caso de una agresión contra Japón o contra un país aliado que comprometa la supervivencia de Japón, cuando no existan medios apropiados para repeler el ataque y siempre que el uso de la fuerza sea el mínimo posible.
Esta medida ha generado numerosas críticas de la oposición y de expertos legales por su difícil encaje en la Constitución japonesa, que establece que el país únicamente puede recurrir a la fuerza militar para defenderse y que renuncia a la guerra para resolver conflictos internacionales.
Japón no ha contado con capacidades militares para alcanzar objetivos enemigos a larga distancia desde el final de la II Guerra Mundial debido a su Carta Magna pacifista y a su acuerdo de seguridad bilateral con Estados Unidos, país que garantiza la defensa del archipiélago ante cualquier amenaza contra su territorio.
Para dotarse de esas nuevas capacidades Japón planea adquirir armamento “standoff” o de ataque a distancia, entre el que destaca como novedades la compra de misiles de crucero de largo alcance Tomahawk de fabricación estadounidense y el desarrollo doméstico de misiles hipersónicos, misiles guiados antibuque y drones de combate, entre otros.
La nueva hoja de ruta nipona de Defensa está dirigida a adaptarse al auge militar de Pekín, definido como “un desafío estratégico sin precedentes”, a los constantes lanzamientos de misiles de Corea del Norte y a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, país con el que Japón mantiene disputas territoriales.
Las directrices incluyen el objetivo de elevar el gasto militar de Japón entre 2023 y 2027 hasta el 2 % del producto interior bruto nacional (PIB), lo que lo equipara al nivel de los países miembros de la OTAN y rompe el techo inferior al 1 % que mantenía Tokio desde hace décadas.
La cifra marcada asciende para ese período a los 43 billones de yenes (unos 296.300 millones de euros), o un incremento del 50 % frente al lustro anterior, según adelantó el Ejecutivo.
Gasto récord y capacidad de “contraataque” en el nuevo plan nipón de Defensa
Las nuevas directrices de Defensa aprobadas hoy por Japón marcan su mayor rearme desde el final de la II Guerra Mundial y le dotan de capacidades militares hasta ahora inéditas, en un país cuya Constitución pacifista capa su uso de la fuerza para resolver conflictos.
Este giro llega en el contexto de tensiones regionales crecientes debido al auge militar de China y a los continuos test de misiles de Corea del Norte, y después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, país con el que Tokio mantiene una disputa territorial.
Estos son los puntos principales de la nueva hoja de ruta nipona sobre Defensa, definida en tres documentos aprobados este viernes y que marcan el camino a seguir para los próximos diez años:
GASTO MILITAR A NIVEL OTAN
Las directrices incluyen el objetivo de elevar el gasto militar de Japón entre 2023 y 2027 hasta el 2 % del producto interior bruto nacional (PIB), lo que lo equipara al nivel de gasto de los países miembros de la OTAN y rompen el techo inferior al 1 % que mantiene el país desde hace décadas.
La cifra marcada asciende para ese período a los 43 billones de yenes (unos 296.300 millones de euros), o un incremento del 50 % frente al lustro anterior.
CAPACIDAD DE “CONTRAATAQUE”
El punto más novedoso y controvertido es la mención a las nuevas “capacidades de contraataque” de Japón. En los documentos esto se define como el poder de atacar instalaciones militares enemigas como vía para disuadir o prevenir potenciales ofensivas contra Japón o contra países aliados.
Esta medida se considera dentro del “mínimo indispensable” para la defensa de territorio japonés ante los rápidos desarrollos armamentísticos de China y Corea del Norte, aunque ha generado un amplio debate por la posibilidad de que abra la puerta a ataques preventivos en caso de detectarse preparativos para una agresión contra territorio nipón.
Estos actos tendrían difícil encaje en la Constitución pacifista de Japón, que limita el uso de la fuerza militar a funciones exclusivamente defensivas. La redacción del documento no ahonda en el proceso de decisión que se seguiría para recurrir a esta medida, aunque sí señala que cualquier posible “contraataque” se coordinaría con Estados Unidos.
MISILES DE LARGO ALCANCE
Debido a la citada restricción de la Constitución nipona y a que Japón depende en gran medida de Estados Unidos para la Defensa de su territorio en virtud del acuerdo de seguridad bilateral, las fuerzas de Autodefensa (Ejército) del país asiático contaban hasta ahora con misiles que podían recorrer como máximo varios centenares de kilómetros.
Japón planea ahora hacerse con proyectiles de mucho mayor rango, entre ellos misiles Tomahawk estadounidenses, capaces de alcanzar objetivos a más de 1.000 km, además de modificar misiles domésticos antibuque para convertirlos en armas de largo alcance y de desarrollar proyectiles hipersónicos.
DISUASIÓN ANTE PEKÍN Y PIONYANG
Con estas nuevas armas Japón espera ganar poder disuasorio ante las amenazas crecientes que ve en Corea del Norte y en China, países que han desarrollado notablemente su tecnología de misiles en los últimos años.
Tokio prevé instalar escudos antimisiles adicionales en puntos estratégicos de su territorio, además de desplegar parte de su nuevo arsenal de largo alcance en el extremo suroccidental del archipiélago nipón y próximo a Taiwán, en un movimiento dirigido a contrarrestar los movimientos de Pekín en la zona y en anticipación de una potencial contingencia en torno a la isla.
MANDO UNIFICADO CON EEUU Y REFORZAR ALIANZAS
Las Fuerzas de Autodefensa de Japón contarán a partir de ahora con un solo “Comando conjunto permanente”, responsable de coordinar mejor sus divisiones áreas, marítimas y terrestres con las fuerzas estadounidenses.
Japón también tiene previsto expandir su “red de múltiples capas” con aliados que además de Washington incluyen a Australia, Corea del Sur, la India o países de la ASEAN, según la nueva hoja de ruta.
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