
Un grupo de 50 personas, entre las que se encuentran miembros de grupos cívicos, solicitaron a un tribunal de Tokio que emitiera una orden judicial para detener un funeral de Estado por el fallecido ex primer ministro Shinzo Abe.
La solicitud al Tribunal de Distrito de Tokio busca detener el uso del presupuesto nacional si el Gabinete sigue adelante con el plan.
Sería el segundo funeral de Estado para un ex primer ministro en el Japón de la posguerra, y la oposición ha expresado su preocupación de que el funeral, que será financiado en su totalidad por el gobierno, pueda ser utilizado para cimentar el legado de una figura divisiva.
“Hay voces dentro de la sociedad y de los partidos de la oposición que están en contra de celebrar un funeral de Estado”, dijo Masamichi Tanaka, jefe de la secretaría del grupo cívico, durante una conferencia de prensa en Tokio. “Debería debatirse en el Parlamento”.
El grupo cívico, cuyo objetivo es vigilar el abuso de poder de las autoridades, también tiene previsto presentar una demanda contra el uso del dinero de los contribuyentes para el funeral previsto.
Al solicitar el requerimiento judicial, la moción afirma que no hay base legal para celebrar un funeral de Estado, y que sería ilegal ejecutar el gasto basándose únicamente en una decisión del Gabinete.
La moción también sostenía que la celebración de un funeral de Estado para Abe violaría el artículo 19 de la Constitución, que garantiza la libertad de pensamiento, ya que los múltiples escándalos relacionados con el ex líder japonés han dividido a la opinión pública.
En una rueda de prensa el secretario jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, declinó hacer comentarios sobre la moción judicial, pero dijo: “Un funeral de Estado se celebra como una ceremonia y no impone a cada japonés un punto de vista político concreto ni les exige que guarden luto”.
Abe fue asesinado a tiros por un pistolero solitario durante un discurso en la ciudad de Nara el 8 de julio, dos días antes de las elecciones a la Cámara de Consejeros. El asesinato conmocionó a un país conocido por su estricto control de las armas y sus relativamente escasos casos de violencia política.