La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, fue instada a detener un proyecto de 2.450 millones de dólares para convertir una parte de un parque de Tokio, famoso por sus filas de ginkgos centenarios, en una zona en su mayoría comercial con tres rascacielos como punto central.
El plan para el área de Jingu Gaien prevé la demolición de un famoso estadio de béisbol donde Babe Ruth jugó y su reconstrucción, como parte de un vasto proyecto de construcción que amenaza a miles de árboles en una ciudad con espacios verdes limitados. Un grupo de 420 expertos externos, entre ellos arquitectos, urbanistas, ambientalistas y economistas, exigió en una carta abierta y en una conferencia de prensa que se suspenda el proyecto y sugirió que Koike estaba ignorando el descontento público y cediendo ante la poderosa industria de la construcción.
La carta decía que Koike y su gobierno “no han hecho ningún esfuerzo para proporcionar respuestas oficiales a decenas de preguntas públicas” y a las decisiones de política.
Se pidió una evaluación ambiental independiente y se mencionó que algunos de los árboles de ginkgo “se encuentran en un evidente estado de declive” que podría ser exacerbado por la construcción.
“Lo que está haciendo (Koike) con este caso es la simple destrucción de la naturaleza cuando necesitamos más árboles”, dijo Kohei Saito, un economista político de la Universidad de Tokio, a The Associated Press.
El plan ha sido comparado con la construcción de rascacielos en el Central Park de Nueva York. Koike fue ministra de medio ambiente de Japón durante tres años y en algún momento se mencionó como posible candidata a primera ministra.
Ella ha abogado por una “transformación verde” de Tokio, pero los críticos la han apodado la “Emperatriz del Corte de Árboles” por las incursiones de la ciudad en los espacios de los parques, a menudo para acomodar intereses comerciales.
El distrito de Jingu era considerado “propiedad común” hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno lo vendió bajo la promesa de que seguiría siendo un espacio común. Los puntos conflictivos se centran en quién controla el espacio público, el uso de áreas del parque para actividades lucrativas y el destino de casi 150 árboles de ginkgo, una especie considerada un fósil viviente.
Varias miles de ellos fueron talados para construir el vecino Estadio Nacional para los Juegos Olímpicos de Tokio celebrados en 2021. La creciente oposición podría frenar otros proyectos comerciales en áreas verdes de Tokio, incluido el famoso parque de Hibiya, descrito como el más antiguo de la ciudad desde 1903. “En Tokio hay planes para talar árboles en otros parques y convertirlos en instalaciones comerciales con el objetivo de convertirlos en parques con fines de lucro”, dijo Saito.
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