El primer ministro Kishida anunció ayer que las aguas depuradas acumuladas en la central nuclear de Fukushima Daiichi de TEPCO se verterían al mar.
En medio de algunas preocupaciones, la cuestión es cómo explicar la seguridad del agua una vez vertida.
Ichiyoshi Shoten, una tienda de pescado fresco de la ciudad de Iwaki, Fukushima, vende marisco fresco del mar local.
El propietario de la tienda expresó su preocupación por el vertido al mar de agua tratada procedente de la central nuclear de Fukushima Daiichi.
Koji Haga, gerente de Ichiyoshi Shoten: “Estoy muy preocupado por los daños causados por los rumores que se originarán y por lo mucho que nos afectarán”.
En cuanto al vertido de agua tratada, el primer ministro Kishida subrayó ayer que se ha garantizado la seguridad y anunció que, si se cumplen las condiciones, comenzará el 24 de agosto.
“En cuanto al momento concreto del vertido, esperamos que sea el 24 de agosto (mañana), si las condiciones meteorológicas y marítimas no interfieren.”
También declaró que el Gobierno “asumirá la responsabilidad de ocuparse de los pescadores de Fukushima, aunque lleve mucho tiempo”.
En Corea del Sur, aunque el Gobierno lo ha aceptado, algunos ciudadanos y otras personas han protestado.
Se han celebrado protestas frente a la embajada japonesa en Seúl, con pancartas que decían “No al vertido de aguas depuradas al mar”.
“La gente está preocupada. Que retiren inmediatamente el plan de vertido al mar”.
También, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha reaccionado.
Un portavoz declaró hacia las 16.00 horas de ayer: “Está anteponiendo sus propios intereses al bienestar a largo plazo de toda la humanidad. La parte china se opone firmemente con grave preocupación y ha hecho una severa petición a la parte japonesa”, criticando de nuevo.
Ciudadano de Shanghai: ‘(¿Qué quiere decir al gobierno japonés?) Hablando en nombre de los nacidos después del año 2000… Que se vayan a otro planeta”.
Tras el vertido, el gobierno se encargará de explicar cuidadosamente la seguridad.
