Más de 400.000 llamadas molestas en total se han realizado a la embajada de Japón en Pekín desde que a finales de agosto comenzó el vertido al mar de agua radiactiva tratada procedente de la accidentada central nuclear de Fukushima, según informaron fuentes gubernamentales.
Debido al creciente sentimiento antijaponés en China, el número diario de llamadas de acoso recibidas por la embajada alcanzó un máximo de más de 40.000 el 25 de agosto, un día después de que comenzara el vertido al océano, y se ha mantenido en torno a las 10.000 recientemente, señalaron.
Tokio ha pedido en repetidas ocasiones al gobierno chino que se ocupe de las llamadas, alegando que obstaculizan las operaciones de la embajada, pero la situación aún no ha mejorado, según las fuentes.
Del mismo modo, Japón ha experimentado un aumento de las llamadas telefónicas molestas que se cree que proceden de China, al tiempo que ha sido testigo de llamamientos en línea en China para boicotear los productos japoneses.
En la mayoría de los casos, las personas que llamaban criticaban duramente a Japón por el vertido de agua de Fukushima o guardaban silencio. También se han hecho algunas llamadas amenazadoras a la embajada, dijeron las fuentes.
La embajada ha mantenido registros de los números de teléfono asociados a las llamadas de acoso grave y los ha denunciado a las autoridades chinas de seguridad pública.
“Nunca debemos soportar en silencio” el acoso, declaró un funcionario del gobierno japonés.
Las leyes chinas estipulan que las personas que realizan con frecuencia llamadas molestas para perturbar la vida de otras personas deben ser procesados. Un funcionario del gobierno chino subrayó que China se rige por el Estado de derecho y toma las medidas necesarias para hacer frente a los actos delictivos.
Pekín sigue oponiéndose firmemente al vertido oceánico de Japón, calificando el agua de “contaminada nuclearmente” y exigiendo su cese inmediato.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, declaró en una rueda de prensa celebrada el 30 de agosto que la raíz de la situación actual radica en el hecho de que Japón inició “unilateralmente y por la fuerza” el vertido al océano, lo que provocó “la indignación generalizada de la comunidad internacional”.
Wang añadió que China protege la seguridad de las misiones diplomáticas y consulares extranjeras y los legítimos derechos e intereses de los ciudadanos extranjeros en China de acuerdo con la ley.
En respuesta al vertido de agua, China impuso una prohibición general de importación de productos pesqueros japoneses. El Organismo Internacional de la Energía Atómica concluyó en un informe en julio que el plan de vertido de agua de Fukushima se ajusta a las normas de seguridad mundiales y tendrá un impacto “insignificante” en las personas y el medio ambiente.